La necesaria inclusión de las TIC en el proceso de enseñanza y aprendizaje

De acuerdo a la información registrada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC); en Argentina, en el cuarto trimestre de 2019, se relevó que el 60,9% de los hogares urbanos tiene acceso a computadora y el 82,9%, a internet. Además, los datos muestran que, en la Argentina, 84 de cada 100 personas emplean teléfono celular y 80 de cada 100 utilizan internet (https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-4-26-71#:~:text=Adem%C3%A1s%2C%20los%20datos%20muestran%20que,de%20cada%20100%20utilizan%20internet.).

Si bien estos datos no especifican calidad de conexión, ni otros datos referidos al uso y acceso; si develan el contacto que, en términos generales, los niños y jóvenes tienen con los diversos dispositivos tecnológicos en sus hogares. Tecnología que posibilita el entretenimiento, la comunicación, el registro en formatos multimedia, la visualización y producción de contenidos culturales audiovisuales, entre otros. 

Estos usos e interpelaciones implican una forma de representación del mundo y de las relaciones interpersonales que en la escuela deberíamos retomar y resignificar con fines educativos. En este sentido, significan la posibilidad de desarrollar una ciudadanía digital, propician el intercambio de ideas a través de múltiples entornos digitales; permiten buscar, seleccionar y comparar fuentes; construir lazos con actores sociales que pertenezcan a la institución educativa o se inscriban fuera de ella. Además, fomentan la multialfabetización y el amplio abanico de herramientas que se encuentran en la web, facilitan el planteamiento de problemas y la búsqueda de estrategias para abordarlos.

Incorporar los contenidos curriculares desde los recursos digitales que los estudiantes ya conocen y generan su interés; abre la oportunidad no solo de acceder a información, sino de actuar como productores críticos de contenidos que exceden los límites del aula, para posicionarlos como ciudadanos digitales. 

El miedo a lo desconocido

Uno de los principales motivos por los cuales los docentes muchas veces no incorporamos a las nuevas tecnologías al proceso de enseñanza y aprendizaje, es que no sabemos cómo utilizarlas. En este contexto, es importante valorar a nuestros estudiantes que sí están familiarizados con la creación de audios, videos, imágenes, entre otras competencias. Una propuesta de trabajo podría ser entonces darles la oportunidad para que produzcan desde el formato que ellos prefieran, con las aplicaciones y herramientas que ellos ya conozcan. Dar libertad para elegir el modo de narrar, no solo enriquecerá los trabajos de los estudiantes, sino que también les estaremos dando la oportunidad de participar activamente desde sus habilidades y posibilidades. 

Luego, puede procederse a realizar una puesta en común donde cada estudiante relate qué hizo, qué herramientas utilizó y hasta podría contar a los demás detalles del proceso, lo que permitiría a todos enriquecer sus habilidades en el uso de las TIC, incluyendo al docente.

El compromiso y la posibilidad de aprender del otro

Generar los espacios para los intercambios de conocimientos que los estudiantes traen al aula, genera un clima de horizontalidad y solidaridad, que da al estudiante la confianza de poder aportar al grupo. Este ambiente asertivo, permite generar la valoración y la estima necesaria en nuestros alumnos, para poder incorporar otros conocimientos y aprendizajes más complejos.

La pandemia nos demostró que las TIC son una gran oportunidad para seguir conectados. Es necesario asumir la responsabilidad de aprender más que nunca, para sostener nuestro rol de enseñar.

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